No sabes lo perdida que estaba hasta que apareció tu revolución dispuesta a mover el enredo mental que ocupa mis noches.
Entiendo que nunca tendré orden de pensamiento porque atar los hilos no me resulta fácil, y tampoco soy buena haciendo nudos. Soy más de volar alto y respirar fuerte. O de nadar mucho hasta cansarme.
Pero tú, tú conviertes un diario roto en una experiencia de provecho, tú rompes en carcajadas para convertir a la risa en más sonora, si cabe. Tú brillas en los ojos de aquellas personas que se atreven a mirarte.
Tú recompones.
Tú sanas y salvas.
Y yo,
sana y salva
en ti.
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