domingo, 28 de octubre de 2018

S.O.S. Aprendiendo a respirar.

De dónde sale tanta decepción si ni yo entiendo mis razones.
No esperes que sea capaz de explicarte aquello que ronda mi cabeza desordenada, poniendo prioridades a lo que no las tiene, cayendo en bucles que no son suyos y desmoronándose a pasos que yo no decido dar.

Avanzo en terreno y años aun teniendo la sensación de permanecer quieta al borde del cauce, escuchando el sonido del agua correr y evitando saltar para ser arrastrada, sin más lucha que seguir la corriente de lo que se decide correcto.

Tomo decisiones que no me ayudan, anteponiendo todo aquello que tiene que ver con el tiempo verbal de los demás frente a la primera persona del egoísmo: YO, sin saber que a veces te tienes que preferir. Porque no puedes ayudar a nadie si tú ya estás hundida y a punto de ahogarte. Es la primera ley del socorrista.

Así que,
aprende de una vez
A SALVARTE.

A veces no encuentro palabras para describir aquello que me invade.