domingo, 28 de octubre de 2018

S.O.S. Aprendiendo a respirar.

De dónde sale tanta decepción si ni yo entiendo mis razones.
No esperes que sea capaz de explicarte aquello que ronda mi cabeza desordenada, poniendo prioridades a lo que no las tiene, cayendo en bucles que no son suyos y desmoronándose a pasos que yo no decido dar.

Avanzo en terreno y años aun teniendo la sensación de permanecer quieta al borde del cauce, escuchando el sonido del agua correr y evitando saltar para ser arrastrada, sin más lucha que seguir la corriente de lo que se decide correcto.

Tomo decisiones que no me ayudan, anteponiendo todo aquello que tiene que ver con el tiempo verbal de los demás frente a la primera persona del egoísmo: YO, sin saber que a veces te tienes que preferir. Porque no puedes ayudar a nadie si tú ya estás hundida y a punto de ahogarte. Es la primera ley del socorrista.

Así que,
aprende de una vez
A SALVARTE.

A veces no encuentro palabras para describir aquello que me invade.

viernes, 13 de julio de 2018

Comprendo

Latente corazón, párate ante mi puerta y grita de una vez que vienes a aprovechar el tiempo.
Cuatro veces necesité y cuatro veces perdí. Ahora, en cuarentena, derribar invisibles se hace complejo. Porque admitamos que volar alto da perspectiva, pero no libra de la caída.

Cogí demasiado impulso y de la propulsión los desperfectos queman mi casa.

Fuego.

Llamas.

Y no te lo cojo.
He cambiado a la dirección norte buscando algo que suavice la quemazón de mi piel. Y en plena Antártida tus ojos siguen creando incendios y tu aroma incita a comer.

Vuelve el calor,
y yo
comprendo de una vez
lo que significa INFIERNO.