martes, 27 de diciembre de 2016

Cambios

Alguna vez he sentido la necesidad de escribir de forma instantánea, pero nunca de algo que había visto o sentido de cerca, aunque no necesariamente en mí.

Hoy ha pasado algo. Y se han hecho daño.
No nos damos cuenta de lo dolorosas que pueden ser a veces las palabras. Una simple frase, un simple reproche, o un ataque a toda una vida en menos de 10 segundos.

Y se acabó. Algo se rompe y te rompe. Algo te quita las ganas. Algo te hace huir y no volver — a ser la misma persona —.
La verdad, no sé cuánto escuece pero sí sé que escuece. Porque hay cosas que no somos capaces de ocultar ni aunque nos echemos diez kilos de maquillaje en el alma.


No sé. No intento escribir sobre un tostón, solo concienciar de lo bueno que es a veces pararse a pensar. A medir las palabras con cautela para evitar un dolor innecesario o, al menos, disminuirlo al mínimo. Es algo de lo que a veces me siento orgullosa, de saber llenar mi vaso con cuidado. De no explotar a la mínima, de aguantar.
Y puede que a la larga no sea bueno, lo sé, pero el extremo contrario tampoco. Y si hay que pelearse... que sea por algo que merezca la pena, no por una nimiedad soportable.

Yo supongo que de todo se aprende. Espero que de todo se aprenda. Y es que aunque el cambio no sea en la persona que vive el hecho directamente, a veces sí que cambia a los demás.

domingo, 18 de diciembre de 2016

¿Qué encontrar?

Acariciando madrugadas me crucé con Pensamiento —loco y algo cohibido—.
Daba vueltas intentando aclararse sobre lo que se merece más de un revuelo; tú.
Buscaba calma en lo que debiera producir huracanes, estabilidad en el lugar donde crecen las flores y certeza en aquello definido con la palabra locura.

Me enseñó algo esa noche... A plantearme.

¿Qué estamos haciendo mal?
¿Qué busco mal?
Qué no encuentro por querer definir (in)correctamente...

Y sobretodo... Cómo se busca lo que no se comprende...

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Empecemos algo sano

Acaríciame el alma a dos besos de mi pecho y consígueme segura de que no te irás ni aún siendo libre para alzar el vuelo.
Atrévete a ensuciarte las manos en un juego para nada de niños.
Quiéreme de lejos, recuérdame presente, tenme ansiosa —y cerca—, rózame los hombros, bésame suave, pero nunca te vayas. No te alejes más allá del límite de sentirte, que allí no podré verte y, sin luz, nos perderemos.

Te propongo resolver el acertijo de hacernos nuestros sin implicar atarnos el nudo que siempre nos agobia.
Porque te quiero aquí, yo insaciable, pero también te quiero allí, haciendo vida, deseoso de volver cada noche al lugar en que sonríes. Y cada risa a mí me llena. Me llena de vida, me llena de miedos.

Qué contradicción tan sana.

Mío pero nunca mío.

viernes, 3 de junio de 2016

Silencio.

No me pidas que me limite a verte como alguien más sabiendo que mi corazón se ató una cuerda al cuello al escuchar tu negativa no pronunciada.
Me da a mí que no sabes el daño que puede hacer una pausa y la ambigüedad de respuesta que puede implicar. Lo mismo consigues una recíproca intimidad que destrozas una vida ante la duda.
Y es que a mí las palabras no me encuentran por no querer definirme. Porque hacerlo te limita a eso, a ser palabras. Y yo solo me delimitaría si fuera a tu lado, pero tú ni me encuentras ni me tienes en cuenta.


Silencio.

Impresionante cómo tan poco ruido va a conseguir que estalle por dentro.
Y esta vez no vas a ser tú quien lo logre. Porque no estarás. Ni fuera ni dentro. No habrá donde estar. Ya no seré nada.
Bueno, seré silencio.



domingo, 22 de mayo de 2016



Dame un suspiro, en el sentido travieso de la palabra, y yo te daré mil ratos a la luz de la luna llena y al son de nuestros corazones acelerados.

Devuélveme mi aroma, que el tuyo ya lo llevo adherido a mi piel, recordándome a quién le cedo mi tiempo.

Quiéreme sin prisas pero sin pausas, que la prisa es traicionera y la pausa una condena.

Piénsame a ratos —o siempre—, pero cuando creas que caes, grita mi nombre en silencio que estaré ahí, manteniéndote a salvo. O tal vez creemos un caos, pero será juntos.

Llévame al mar y hazte presente a mi lado. Disfrutemos el momento de mayor intimidad entre dos sonidos: el de nuestros cuerpos rompiendo(se) en las suaves olas.

Acércate despacio. Hoy no hace noche de tener miedo.
Solo hemos de poner nuestras apuestas sobre la mesa, que tal vez esta partida la ganemos ambos.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Ven de una vez por todas a resolverme las dudas y pronuncia a oscuras si me condenas tuya o me dispersas libre.
Decide si prefieres huracanes en tu pecho o ecos de lo que no fue.
Juntos podemos ahuyentar al frío y alimentar un jardín de flores, pero me parece que tú eres más de devastadoras soledades.

Déjame descender entre caricias para rescatar tu alma de esa muralla en que la encierras, presa, evitando su vuelo y tornándola gris.
Con lo bonitos que son los colores...
...Y la vida que le dan a tus ojos si les dejas hacer en manos ajenas.

Tampoco niegues que nunca quisiste probar a qué sabía el rojo.

A pesar de todo, tú eres tú sobre todas las cosas, no dejes que nadie te influya, que prefiero pensarte de lejos sabiéndote mío a respirarte a un palmo teniéndote ausente.

jueves, 24 de marzo de 2016

A mi corazón deshecho.

Maldito corazón inquieto
que me llenas a cada latido
de ganas de volar
—sin desplegar las alas—.

Te embobas y nos vuelves torpes, dando pasos sin saber la dirección, solo seguros de a dónde deseamos llegar.

Te flipa poder quitarle la razón a quien por nombre ya la lleva, y tal vez la tengas, pero no te empeñes en pintar de rojo todo el arcoiris. Es imposible, su esencia ya es otra. Y mira cómo acabas.

Tú, que te riges por impulsos física y emocionalmente, bombea de nuevo, hazte fuerte y recupera lo que es tuyo, aún te guardo el hueco que mereces en mi pecho.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Que me ganen.

Soy lo contrario a una experta en el arte de descifrar latidos.
Con un poco de chispa me envalentono sin pensar en los restos que puedan quedar tras el incendio y apuesto a todo o nada mis ganas sin asegurarme un mínimo de beneficios. Sinceramente, eso acaba pasando factura, además de que no tengo póliza de seguros.
No sé no implicarme, no ilusionarme con un mínimo, con lo que considero más básico —y por tanto más real—.
Pero lo que más me jode es perder el doble de veces de las que invierto, bajar al pozo y recoger el agua para llegar cuando ya nadie tiene sed. Jugar a un pilla-pilla en el que siempre me la quedo yo.
Ya basta, también quiero esconderme, también quiero que me busquen, que me ganen.

Me he cansado de sentir primaveras cuando a mi alrededor solo hay inviernos devastadores.
Me he cansado de ayudar a los demás a dibujarse en rojo con otras personas queriendo ser yo la única por la que se dibujaran. Es agotador. Desolador. Y me rompe en fragmentos de mí misma, cortantes, cabizbajos y muy jodidos, que se levantan formando un muro de piedra a modo de coraza invencible.
En realidad es un buen mecanismo de defensa, se endurece más conforme aumentan las bombas.

...

Dura y frágil, tal vez es eso en lo que me estoy convirtiendo...

martes, 9 de febrero de 2016

Sana y salva.

No sabes lo perdida que estaba hasta que apareció tu revolución dispuesta a mover el enredo mental que ocupa mis noches.
Entiendo que nunca tendré orden de pensamiento porque atar los hilos no me resulta fácil, y tampoco soy buena haciendo nudos. Soy más de volar alto y respirar fuerte. O de nadar mucho hasta cansarme.
Pero tú, tú conviertes un diario roto en una experiencia de provecho, tú rompes en carcajadas para convertir a la risa en más sonora, si cabe. Tú brillas en los ojos de aquellas personas que se atreven a mirarte.

Tú recompones.

Tú sanas y salvas.

Y yo,
sana y salva
en ti.

domingo, 10 de enero de 2016

Doceava vez.

Pronuncias la palabra volver como si te resultara fácil.
Sabes que no, que ni yo soy capaz de irme lo suficientemente lejos como para olvidar, ni tú de acercarte despacio a acariciarme las heridas. Y mira que rozaste de cerca mi corazón -del pulso ni hablo porque todo el mundo entiende que te pertenece por completo-.
Si te vuelvo a ver, recuérdame que no tenga la valentía de mirarte a los ojos ni de pasearme por tu sonrisa, que una vez ya fue suficiente.
Mis sentidos están averiados desde que tu aroma decidió no abandonarme ni un instante y mi pensamiento se estrella con todas las esquinas de la barrera imaginaria que le encierra.
Y es que lo que se rompe dos veces por el mismo sitio difícilmente se arregla. Y tú me has roto a mí no solo una, sino a cada rato que me respirabas de cerca.
No lo consigo, y dudo si lo haré, pero mientras lo intento por doceava vez, decidiré si es mejor tapar los desperfectos para autoengañarme o rendirme una vez más a tus jodidos encantos.


sábado, 9 de enero de 2016

¿Confías en otra persona? ¿Hasta el punto de abrirle las heridas que más vulnerable te hacen y tus dolores más ocultos?

#ReflexiónDiaria.

sábado, 2 de enero de 2016

No hay más.

No hay más que tú;
que tú cuando sonríes y cuando te enfadas,
que tú cuando te me enfrentas,
que tú cuando me acaricias suave y a oscuras,
que tú cuando murmuras,
que tú cuando saltas y bailas, cuando te contienes,
que tú cuando callas,
que tú cuando me miras directamente a los ojos,
que tú cuando sientes,
que tú cuando piensas si corresponde.
Claro que lo hace.
Acércate, que hoy no hay más que tú.