domingo, 10 de enero de 2016

Doceava vez.

Pronuncias la palabra volver como si te resultara fácil.
Sabes que no, que ni yo soy capaz de irme lo suficientemente lejos como para olvidar, ni tú de acercarte despacio a acariciarme las heridas. Y mira que rozaste de cerca mi corazón -del pulso ni hablo porque todo el mundo entiende que te pertenece por completo-.
Si te vuelvo a ver, recuérdame que no tenga la valentía de mirarte a los ojos ni de pasearme por tu sonrisa, que una vez ya fue suficiente.
Mis sentidos están averiados desde que tu aroma decidió no abandonarme ni un instante y mi pensamiento se estrella con todas las esquinas de la barrera imaginaria que le encierra.
Y es que lo que se rompe dos veces por el mismo sitio difícilmente se arregla. Y tú me has roto a mí no solo una, sino a cada rato que me respirabas de cerca.
No lo consigo, y dudo si lo haré, pero mientras lo intento por doceava vez, decidiré si es mejor tapar los desperfectos para autoengañarme o rendirme una vez más a tus jodidos encantos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario