miércoles, 9 de septiembre de 2015

Sin solución.

Que de la felicidad a la tristeza tan solo hay un paso, el tuyo a través de mi puerta.
Que las noches se me hacen interminables si tú no estás aquí compartiendo almohada y sueños.
Que cuando la ciudad se apaga, echo de menos tu propia luz indicándome el camino.
Que no hay canciones suficientes para olvidarte sin que duela.
Qué, qué y qué.
Eso me preguntaba todos los días hasta que descubrí que las mejores preguntas son las que no tienen solución y tú, tú eras una incógnita gigante en ti mismo que no tenía ninguna solución para mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario